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28 No os haréis heridas en el cuerpo por un muerto, ni tatuaje alguno en la piel. Yo soy el Señor.

29 No degradarás a tu hija entregándola a la prostitución, para que tampoco se prostituya la tierra y se llene de inmoralidad.

30 Guardaréis mis días de descanso y honraréis mi santuario. Yo soy el Señor.

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